jueves, 27 de enero de 2011

El del frio en invierno

Me encanta el frío.
Quizás no estés de acuerdo con esta afirmación, pero eso es porque en la vida no reparamos en las cosas que hacen grandes a otras cosas. Vamos a ver unos ejemplos:
Es invierno el aire helado corta la piel de tu cara, no es una sensación muy agradable, estoy de acuerdo, pero debajo del abrigo, existe otro mundo... y eso si es agradable.
Paras a comprar un chocolate caliente en el puesto de la esquina, tomas el vaso en la mano y notas el calor casi quemarte los dedos entumecidos por el frío, das un sorbo y lo saboreas... eso también es agradable.
Invierno, 7:30 de la mañana, el reloj suena, lo paras, levantas la ropa de la cama,  te sientas y te dispones a salir, te lo piensas mejor y vuelves a meterte en ese cálido refugio... no me negarás que eso es agradable. 



Son algunos ejemplos, y me dirás que son ejemplos de cosas calientes, pero yo sigo diciendo que me encanta el frío, aquí viene la demostración, que te hará cambiar de idea.
Imagina los tres ejemplos anteriores pero con 35 grados de temperatura, si el calor es mejor que el frío, añadimos calor a la ecuación. Vamos a ver qué pasa si disminuimos la entalpía del chocolate:
El abrigo se vuelve una tortura, el chocolate caliente un suplicio y arroparse en la cama un infierno. Los componentes son los mismos, lo único que falta es el frío... por eso me encanta el frío.  El calor tiene muchas cosas buenas, un día estarán por aquí, pero ¿Dirás ahora que el frío no nos da la felicidad?

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